El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, prefiere esperar y ver. El responsable del banco central estadounidense no quiere precipitarse con los movimientos de tipos de interés. Este miércoles, en el Club Económico de Chicago, Powell ha insistido en los riesgos inflacionistas de los aranceles impuestos por el Gobierno de Donald Trump y se ha mostrado partidario de esperar a que haya una mayor “claridad” en la errática política económica actual para mover el precio del dinero. “Por el momento, estamos en buena posición para esperar a que haya más claridad antes de considerar cualquier ajuste en nuestra política monetaria”, ha indicado Powell.Sus palabras suponen la confirmación más clara posible ―todo lo que un banquero central puede confirmar― de que el precio del dinero no se moverá en la próxima reunión de política monetaria, prevista para los próximos 5 y 6 de mayo. Si habrá “claridad” o no para la reunión del 17 y 18 de junio, ya es otra cuestión. Las probabilidades implícitas en los futuros sobre fondos federales muestran que los inversores apuestan por un recorte de 0,25 puntos en los tipos, ahora situados en el rango del 4,25%-4,50%.Al tiempo, en las preguntas posteriores, Powell ha descartado ―todo lo que un banquero central puede confirmar― una intervención de la Reserva Federal para estabilizar los mercados ante la volatilidad reinante. Su respuesta a la pregunta directa al respecto ha sido: “No, con una explicación”. Y parte de la explicación ha sido esta: “Los mercados están luchando contra una gran incertidumbre, lo que se traduce en volatilidad, pero están funcionando en condiciones y, dada la difícil situación, están haciendo lo que se espera de ellos. Están ordenados y funcionan tal y como cabría esperar”, ha dicho. Obviamente, si los mercados dejasen de funcionar y la intervención fuera necesaria, la Fed tiene herramientas para ello.Al igual que los inversores se enfrentan a una gran incertidumbre, también el banco central cree que debe esperar para aclararse. “A medida que comprendamos mejor los cambios en la política, tendremos una idea más clara de las implicaciones para la economía y, por lo tanto, para la política monetaria. Es muy probable que los aranceles generen al menos un aumento temporal de la inflación. Los efectos inflacionarios también podrían ser más persistentes”, ha advertido Powell.Las medidas de Trump han complicado el trabajo de Powell. La Reserva Federal tiene como doble objetivo el pleno empleo y la estabilidad de precios y la guerra comercial ydificulta ambos. La economía estadounidense se hallaba creciendo con fuerza, con el paro bajo y la inflación casi controlada, pero ahora la incertidumbre y la inestabilidad son la tónica dominante ante las caóticas medidas de Trump y sus continuas rectificaciones y parches. Powell ha reconocido este miércoles que la economía “se está alejando” de ambos objetivos. Al tiempo, ha señalado que la creación de empleo depende de la estabilidad de precios.En conjunto, sus mensajes le han sentado mal a las Bolsas, que han acentuado las caídas que ya sufrían por el castigo a Nvidia y otros valores tecnológicos por las restricciones impuestas por Trump a la exportación de microprocesadores.Jerome Powell, durante su intervención.Associated Press/LaPresse (APN)El presidente del banco central siempre ha evitado juzgar la idoneidad de las medidas de política económica y comercial de Trump, pero sí trata de medir y predecir sus impactos económicos. “La nueva Administración está implementando cambios sustanciales en cuatro áreas distintas: comercio, inmigración, política fiscal y regulación. Esas políticas aún están en evolución y sus efectos sobre la economía siguen siendo muy inciertos. A medida que tengamos más información, continuaremos actualizando nuestra evaluación“, ha explicado el presidente de la Fed, que se ha referido con más detalle a la política comercial, especialmente en el foco.“El nivel de los aumentos arancelarios anunciados hasta ahora es significativamente mayor de lo previsto. Es probable que lo mismo ocurra con los efectos económicos, que incluirán un aumento de la inflación y una ralentización del crecimiento”, ha explicado, insistiendo en el mensaje que ya dio a principios de mes.Powell ha recordado que tanto las medidas basadas en encuestas como de mercado acerca de las expectativas de inflación a corto plazo han aumentado significativamente, y los participantes en las encuestas apuntan a los aranceles. Las expectativas de inflación a más largo plazo, señala, parecen mantenerse bien ancladas cerca del 2%. El banco central vigila especialmente esas expectativas para evitar que la elevada inflación se enquiste y normalice.En cuanto al paro, la impresión es que la oferta y la demanda se están reduciendo simultáneamente, lo que puede permitir baja la tasa de paro, ha explicado. Por un lado, tiende a crearse menos empleo. Por otro, la llegada de inmigrantes, que habían ido incrementando la fuerza laboral, se ha frenado en seco.Dos escenariosChristopher Waller, uno de los consejeros del banco central, hizo este lunes uno de los diagnósticos más completos sobre el impacto de los aranceles publicado por miembros de la Fed. Waller advirtió de la elevada incertidumbre sobre la política comercial, por lo que maneja dos escenarios alternativos, uno en el que los aranceles siguen siendo muy elevados y duraderos, cercanos a la media actual del 25% o superiores, y otro que reduzca la tasa promedio al 10%.El primer escenario, en el que los aranceles se mantienen altos hasta finales de 2027 para reconvertir la economía en menos dependiente de los servicios y más centrada en la industria, “sería un cambio dramático para Estados Unidos”. En su opinión, los aranceles tendrían un efecto temporal, pero agudo, sobre la inflación. “La inflación podría alcanzar un máximo cercano al 5% anualizado en los próximos meses si las empresas repercutieran rápida y completamente el coste del arancel. Incluso si los aranceles solo se repercutieran parcialmente a los consumidores, la inflación podría subir hasta alrededor del 4%”, advirtió. Sin embargo, cree que hay factores que aliviarían las subidas de precios y que la inflación empezaría a bajar en 2026. Ese escenario se traduciría además en un menor crecimiento y un aumento del desempleo, que podría elevarse desde el 4,2% actual hasta el 5% a final de año.Aunque los efectos inflacionistas sean temporales, el impacto sobre la producción y el empleo podría ser más duradero y, ante el riesgo de recesión, eso favorecería una rebaja de tipos mayor y más rápida de lo esperado por parte de la Fed, según Waller. “Con una economía en rápida desaceleración, incluso si la inflación está muy por encima del 2%, espero que el riesgo de recesión supere al riesgo de una escalada de la inflación, especialmente si se espera que los efectos de los aranceles en el aumento de la inflación sean de corta duración”, indicó.El segundo escenario, con aranceles medios en el entorno del 10%, el efecto máximo sobre la inflación podría ser de alrededor del 3% anualizado. También tendría un efecto negativo en la producción y el crecimiento del empleo, pero menor. En ese caso, Waller apoyaría “una respuesta limitada de política monetaria”, en la línea de pocos recortes de tipos y probablemente “en la segunda mitad de este año”.Waller lanzó una doble advertencia. “La nueva política arancelaria es uno de los mayores impactos que ha sufrido la economía estadounidense en muchas décadas”, dijo primero. “El futuro de esa política, así como sus posibles efectos, sigue siendo muy incierto”, añadió después. “Esto hace que las perspectivas también sean muy inciertas y exige que los responsables políticos se mantengan flexibles al considerar la amplia gama de resultados”, argumentó, para acabar con una nota de optimismo. “Estados Unidos es un sistema capitalista dinámico y resistente que responde bien a las crisis y siempre lo ha hecho. Sospecho que seguirá siendo así ahora”, dijo.

La Reserva Federal esperará una mayor “claridad” antes de retomar las bajadas de tipos | Economía
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