“Se llama Gigi”. El 4 de julio de 1995, Día de la Independencia de Estados Unidos, EL PAÍS anunció con ese breve titular una de las grandes noticias de aquel año: la identidad de la mujer que, según la prensa rosa, “ilusionaba” a Felipe de Borbón y Grecia, futuro rey de España. “Es alta, morena, de ojos verdes y viajó al Caribe con el príncipe. La joven, una estudiante de Nueva York que fue fotografiada hace unos meses en la isla de San Martín con el heredero a la Corona, responde, según el semanario Tiempo, al nombre de Gigi Howard”, informaba este periódico. Durante el verano del 95, del que ya han pasado 30 años, los españoles fantasearon con la idea de una reina estadounidense. El príncipe de Asturias y Gigi Howard venían de mundos muy diferentes. Eso cautivó a las audiencias. Él era hijo, nieto y bisnieto de reyes y vivía en un palacio. Ella, hija de un técnico de una compañía telefónica y nieta de un comerciante, se había criado en el pueblo de Statesboro, en el estado sureño de Georgia, y vivía en un apartamento en un barrio de clase media en Manhattan. Él tenía 27 años, estaba terminando un máster de Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown y pronto iba a tener que volver a España para asumir sus deberes como heredero. Ella tenía 25, había trabajado como modelo, tenía estudios de Ciencias Políticas por la Georgia Southern University y colaboraba con varias organizaciones benéficas.Más informaciónLa historia de este amor imposible empezó una noche de 1995 en un club de moda en el Midtown neoyorquino. Pablo de Grecia, primo del príncipe y su compañero en Georgetown, y su entonces novia, la heredera americana Marie-Chantal Miller, hicieron de celestinos. La Semana Santa de ese año, Don Felipe no regresó a España para pasar la Pascua con la Familia Real. Palacio explicó que, ante los inminentes exámenes de fin de curso, se había visto obligado a quedarse en Washington. En realidad, se había escapado a la isla de San Martín, en el mar Caribe, con Howard.La pareja se alojó en La Samanna, uno de los hoteles más lujosos de la isla. El paparazzo español Hugo Arriazu los siguió y pilló in fraganti dándose besos y abrazos en la playa. Arriazu, de 24 años, trabajaba para la agencia de noticias System Press, dirigida por su padre, Santiago Arriazu. Unos meses antes había “cazado” a los duques de Lugo en su luna de miel secreta en Sídney. “Llegué hasta el príncipe y Gigi por un soplo. Llevaba mucho tiempo siguiendo a Felipe en Georgetown. Entonces yo estudiaba en Miami y cada dos por tres me iba a Washington a hacer reportajes. Llegué a colarme en su universidad, haciéndome pasar por un estudiante”, recuerda Arriazu en conversación telefónica con EL PAÍS.Al principio, cuando salieron las fotos de la isla de San Martín en Tiempo, Interviú y ¡Hola!, algunos confundieron a Howard con Viviana Corcuera, hija del millonario mexicano Enrique Corcuera. Pero de algo no había duda: las instantáneas dejaban en ridículo a la Casa Real, que unas semanas antes había dicho que el príncipe no había vuelto a España a causa de sus estudios. Según las crónicas de la época, al rey Juan Carlos no le gustó el fallo de la seguridad. A la reina Sofía, por su parte, no le gustó ver a su hijo y a su misteriosa acompañante en las revistas, como si fueran Burt Lancaster y Deborah Kerr en De aquí a la eternidad.Después de hacer las fotos, Hugo Arriazu se reunió con Howard en Nueva York. “Conseguí una exclusiva que habría sido la leche. Me contó que se llevaba muy bien con él y que le encantaba España. Y me dijo: ‘No me importaría ser reina de España’. Iba a ser un bombazo”, explica el fotógrafo. La noticia nunca llegó a los quioscos. Poco después, el paparazzo fue detenido por el FBI cerca de la casa de Howard. “Cuando el FBI me detuvo, me quitaron las cintas. Me quitaron todo”, recuerda. Gigi Howard en la fiesta literaria Gliding Lily, organizada por Diane von Fürstenberg, el 11 de septiembre de 2008 en Beverly Hills.Patrick McMullan (Patrick McMullan via Getty Image)La Oficina Federal de Investigación lo acusó de practicar escuchas ilegales, cosa que él negó. Gigi Howard no presentó ninguna denuncia. Arriazu la recuerda como una mujer educada y amable, incómoda con todo ese embrollo. “Nunca me denunció. La obligaron a declarar. Ella solo se presentó como testigo”, aclara. La prensa española se volcó en el caso y en saber si Howard era o no la pareja sentimental del príncipe de Asturias. Durante la investigación, Arriazu se declaró inocente, pero la fiscalía insistió en su acusación por escuchas ilegales. ¿Casa Real pudo tener algo que ver? “Hombre, claro. Eso está más claro que el agua”, responde el paparazzo. “Cuando el juez me dijo ‘declárate culpable y dime quién es tu confidente en España’, entendí todo. En Casa Real estaban hasta los huevos porque entre Antonio Montero y yo hacíamos todas las exclusivas gordas de la Familia Real. Querían saber quién nos daba los soplos, quién era nuestro informante. Querían darme un escarmiento”.Howard se convirtió en el personaje favorito de las revistas del corazón españolas. “Gigi escribiendo cartas de amor al príncipe en Central Park”. “Gigi paseando por las calles de Manhattan”. “Gigi en Madrid”, saliendo del chalé de Puerta de Hierro de Javier López Madrid, amigo del heredero al trono y celestino de sus amores.En mayo de 1996, la abuela de Howard confirmó a la prensa la relación y contó que su nieta y el príncipe vivían “pendientes el uno del otro”. En julio, un año después de la detención, comenzó el juicio contra Arriazu. La justicia pedía hasta cuatro años de cárcel. Él explicó que había contratado a unos detectives para que le ayudaran a localizar e identificar a la amiga del príncipe, pero negó que entre sus planes estuviera pinchar el teléfono de la joven. Unos días después, Gigi Howard fue llamada a declarar. Juró ante la Biblia decir la verdad y nada más que la verdad. Negó ser la novia del príncipe. El juez ofreció la libertad a Arriazu si se declaraba culpable y pagaba una multa. “No me puedo declarar culpable de algo que no he hecho”, argumentó él. “Yo había demostrado que no tenía nada que ver con las escuchas. Había demostrado que no había hecho nada y aun así me inculparon”, explica. A mediados de agosto de 1996, el fotógrafo fue declarado culpable. Lo condenaron a un año de cárcel en la prisión de máxima seguridad de Rikers Island, también conocida como La Roca de Nueva York. Era la primera vez en la historia de Estados Unidos que un periodista iba a la cárcel por, supuestamente, ordenar una escucha telefónica.Arriazu solo pasó dos meses y medio en Rikers, la Alcatraz neoyorquina. “Los guardias penitenciarios se descojonaban conmigo. Me llamaban ‘el preso político”, recuerda. En diciembre de ese año le otorgaron la libertad provisional con la condición de que no se volviera a acercar a ningún miembro de la Familia Real española. Ya de regreso en Madrid, reiteró su inocencia y confirmó la relación entre el príncipe y Howard. “Las fotos lo decían todo. Había besos y abrazos, eso significa una relación”, declaró a los medios que lo esperaban en Barajas.Pero cuando llegó el verano de 1997, el romance de Felipe de Borbón y Gigi Howard ya era historia. “Siempre supe que esa relación era imposible. Eso no tenía futuro. No iba a ningún sitio”, explica Jaime Peñafiel a EL PAÍS. “Conozco muy bien a Felipe, lo conozco desde que nació. Es muy buena persona, pero también es una persona muy simple. No tiene nada que ver con su padre. No tiene nada que ver con los Borbones. Él es muy Grecia. Y Howard era una mujer con mucha personalidad”, continúa el periodista.Gigi Howard en un evento en Nueva York en noviembre de 2023.Patrick McMullan (Patrick McMullan via Getty Image)Según Peñafiel, Casa Real precipitó el fin de la relación. El periodista sostiene que Gigi nunca fue bien vista en palacio: “En realidad, todas las novias de Felipe fueron mal vistas por su padre. En Casa Real siempre han sido muy clasistas. Querían que Felipe se casara con una princesa… Ya sabes, los complejos de las monarquías menores, empecinadas en consolidarse con familias reales más importantes”. Para Tico Chao, histórico periodista de ¡Hola! e hijo de Tico Medina, leyenda de la prensa rosa, los medios fueron los culpables del fin de esta historia. “La presión mediática a la que ella fue sometida durante el tiempo que duró su relación con el príncipe fue, en mi modesta opinión, la causa más probable de su ruptura”, sostiene.Cuando la prensa empezó a hablar de la amistad del príncipe Felipe con la modelo noruega Eva Sannum, en el verano del 97, los paparazzi dejaron de perseguir a Gigi. Ella nunca ha hablado sobre ese capítulo de su vida. El año pasado, durante una visita a España, le preguntaron por el Rey y solo respondió con un simple “sin comentarios”.Eva Sannum y el entonces príncipe Felipe en la boda del príncipe Haakon de Noruega y Mette-Marit en agosto de 2001.EL PAÍSDurante estos 30 años, Howard se ha mantenido alejada de los focos y se ha centrado en su carrera. Aprovechando su experiencia como modelo, se convirtió en relaciones públicas y trabajó como publicista para Lacoste y la marca de belleza Natura Bissé. En 2014, fundó SiO Beauty, una empresa que fabrica productos no invasivos contra el envejecimiento. Sus parches de silicona antiarrugas para el rostro, el cuello y el escote han sido elogiados en medios como The New York Times, Vogue y Bloomberg, y son utilizados por estrellas como Angelina Jolie y Brooke Shields. En febrero de este año, la empresaria vendió SiO Beauty a Rhodium. La cifra de la operación no ha trascendido. Sobre su vida sentimental, solo se sabe que en 2004 se comprometió con el naviero estadounidense Patrick Ammet y que dos meses antes de la boda rompieron. “Como soy muy alta, es muy difícil encontrar chicos. Así es difícil encontrar pareja”, bromeó durante una visita a España en 2010. Hace 11 años, decidió ser madre soltera y tuvo a su hijo, Richard Southworth Howard. “Ahora mi vida es solo mi hijo y yo. Tengo un niño de 11 años que está en sexto curso, así que solo somos nosotros dos”, explicó a finales del año pasado, en su última visita a Madrid, donde sigue teniendo amigos en común con Felipe VI. Recientemente, reveló que su hijo ha sido diagnosticado con dislexia severa.Gigi Howard ha preferido no hacer comentarios para este reportaje, pero hace unos años describió lo que vivió con los medios de comunicación españoles en los años noventa como algo “intrusivo y aterrador”. “Yo era muy joven y constantemente sentía que la prensa estaba esperando mi caída. Aprendí que los focos no eran para mí”, reconoció a Vanity Fair en 2017, en una de las pocas entrevistas que ha dado en todo este tiempo. Ahora, a sus 53 años, vive con su hijo en una casa de estilo colonial en el idílico pueblo de Southampton, a unas dos horas de Nueva York, muy lejos de los flashes que hace 30 años casi la eclipsan.

Felipe de Borbón y Gigi Howard: 30 años del verano en el que los españoles fantasearon con una reina americana | Gente
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