En la temporalidad fugaz e insaciable de la moda, 10 años dan para mucho: para redefinir un estilo, reconstruir un legado, alumbrar un estética tan influyente que puede verse en las calles de casi cualquier ciudad, para inventar una forma nueva de comunicar, para generar una impronta cultural más allá de la propia moda… todo eso ha hecho Demna en sus 10 años en Balenciaga, cambiarlo absolutamente todo pero respetando, y hasta honrando, los códigos de una de las casas más veneradas del siglo XX. Hay, por supuesto, quienes ven en él lo contrario, un creador que llegó para corromper los sacrosantos códigos de la casa del maestro español Cristóbal a golpe de vender zapatillas y camisetas. Ningún diseñador anterior, sin embargo, ha tenido más respeto por la firma que el georgiano, en la forma y en el fondo, porque Balenciaga, la marca y la persona, también supo modernizar y revolucionar la moda de su presente desde la mirada del exiliado que se aproxima a la costura parisina con rigor, pero también con esa distancia necesaria para inventar una nueva forma de hacer las cosas.“La moda vive en ese límite entre lo que ya conocemos y el ansia de saber lo que viene después. Expresa nuestra necesidad de evolucionar, de dar sentido al cambio antes de que llegue, de vestir el futuro antes de poder ponerle nombre”. Estas notas, manuscritas, esperaban en sus asientos a los escasos invitados (algo menos de 200) que presenciaron esta mañana del 9 de julio el último desfile de Demna en Balenciaga. El diseñador se incorpora a otra marca propiedad del grupo Kering, Gucci, la próxima semana y es, de alguna forma, la gran esperanza del holding para reflotar las ventas de la firma. El presidente de Kering, François-Henry Pinault, aplaudía en pie al georgiano al final del desfile y, minutos antes de empezar, abrazaba al nuevo líder de Balenciaga, Pierpaolo Piccioli (el giro hacia el clasicismo que tantos pedían para la marca), que llegaba a los salones de la Avenida George V entre aplausos, saludando casi a cada asistente y afirmando que estaba “nervioso y un poco preocupado” por el reto. Es la primera vez en la historia reciente que una gran enseña de lujo celebra tanto la salida de un diseñador (hay una exposición abierta al público en las oficinas de Kering hasta este miércoles que repasa el trabajo de Demna en esta década) como la entrada del sucesor de un modo tan público, abierto y cordial. Por algo será. Más informaciónDemna se ha despedido de esta etapa de su carrera con la colección número 54 de alta costura, un nicho (el único que practicó Cristóbal) que el diseñador resucitó hace cuatro años para honrar al fundador de la casa y poder regodearse en dos de sus obsesiones: la construcción de las prendas y la experimentación en los materiales. El georgiano definía la colección vista esta mañana como la “búsqueda de la perfección imposible, que fue el ethos de Cristóbal”. No ha habido juegos virales (Kim Kardashian, que desfiló, no cuenta) ni ningún tipo de artificio. En su lugar, sonaba como banda sonora el nombre de los empleados pronunciado por ellos mismos, una pieza tan sobria como el conjunto, que marcaba el tono elegíaco de la despedida. La última colección del georgiano es un homenaje a Cristóbal desde su mirada única, esa que siempre analiza los arquetipos estéticos que todos reconocemos de forma consciente o inconsciente (la burguesía, los trajes de gala, la ropa utilitaria, ese Hollywood dorado que le fascina…). Uniformes de estrella de cine, princesa de alfombra roja, joven urbano, guardaespaldas, mujer con título aristocrático, construidos con esa silueta de caderas arquitectónicas, cuellos rígidos o volúmenes sobredimensionados que es, en definitiva, la silueta de Balenciaga adaptada al siglo XXI, abstracción y arquitectura en su sentido más puro.Tres diseños de Balenciaga para la semana de la moda de París celebrada en julio de 2025.Demna deja Balenciaga para, como él mismo decía en esas notas manuscritas, evolucionar hacia un futuro que aún no tiene nombre. Es poco probable que repita esos códigos tan reconocibles en Gucci, porque la marca no es ni de lejos similar y porque él tiene capacidad para abstraerse hacia otros mundos. Pero lo hecho hecho está, y una paseo por la exposición parisina que repasa su carrera en la marca, y otro por la muestra del Museo Balenciaga en Getaria que compara su trabajo con el de Cristóbal, sobran para demostrar que los chándales eran necesarios, pero no suficientes. Que Demna es el diseñador que ha cambiado las reglas del juego haciendo tanto trajes de gala como zapatillas, haciendo desfiles con escenarios monumentales o presentaciones pequeñas en los salones centenarios de la casa, hablando de celebridad y de migración, de política y de frivolidad. Lo más nuevo (y, por lo tanto, emocionante) que le ha pasado a la moda de los últimos años. Todo debe evolucionar, pero lo que ha pasado en Balenciaga en este tiempo es algo que no se repetirá nunca. Buena parte, más de lo habitual, de la colección era negra, el color fetiche del creador de Getaria que veía en el negro una herramienta para hablar de austeridad y pureza de formas. Tres ejemplos de diseños negros de Balenciaga para la semana de la moda de París.Cortesía de BalenciagaCuriosamente, este ha sido el tono que ha teñido muchas de las colecciones de esta edición de alta Costura, como la de Armani Privé: “Lejos de ser monótono, el negro revela todo un espectro de matices y posibilidades. Siempre me he sentido atraído por él porque representa la síntesis y la pureza gráfica que convierte cualquier prenda en un icono atemporal”, contaba Giorgio Armani en la nota de su desfile. Era el primero que celebraba en el palazzo que la firma ha adquirido en París, pero también el primero en el que no estaba presente el creativo italiano que no pudo viajar a Francia por un problema de salud. En su caso, optó por derivar hacia la oscuridad de la noche y por el negro como epítome de la elegancia. En una colección completamente nocturna, combinó la suavidad del terciopelo con el brillo de miles de cristales. Chaquetas entalladas y ricamente bordadas, pantalones pitillo y un sinfín de vestidos que seguramente lucirán otras de las protagonistas de la noche, las estrellas. Precisamente los astros del Hollywood dorado fueron algunas de las referencias vistas en la pasarela, en la que también aparecieron las pinceladas orientalistas que tanto gustan al italiano.Tres modelos del desfile de Giorgio Armani durante la semana de la moda de París, el 8 de julio de 2025.cortesía de ArmaniSi Armani es uno de los veteranos en esta cita, Glenn Martens se acaba de estrenar en ella (con la excepción de su colaboración con Jean Paul Gaultier en 2023). Su debut en Maison Margiela era, después de la despedida de Demna, la gran cita de esta semana de la moda. La elección de Martens es tan extraña como obvia, aunque suene paradójico. Extraña porque ya es el director creativo de Diesel (ambas marcas pertenecen al grupo italiano OTB) y obvia porque el belga se formó a las órdenes de Martin Margiela (otro belga) y aprendió con él a aproximarse a la moda desde lo conceptual. Muchas de esas enseñanzas han quedado presentes en este primer desfile. La Alta Costura de Margiela, Artisanal, se crea a partir de telas recicladas y Martens ha llevado ese concepto al extremo con un desfile que abría con trajes envueltos en fundas de plástico transparente y cerraba con imponentes diseños repletos de detalles en los que se leían ecos desde la Edad Media y hasta el retrofuturismo. Por supuesto las máscaras, marca de la casa, cubrían el rostro de las modelos (muchas de ellas ni siquiera podían ver). Con una especie de cueva como escenario y la banda sonora de The Smashing Pumpkins Martens devolvía a Margiela el misterio, el feísmo, la exploración material y la oda al proceso creativo, todos ellos elementos que convirtieron a esta marca en una de las firmas de culto más importantes del siglo XX. El belga también ha sabido darle su sello y empezar a escribir su historia dentro de un legado tan complicado: estaban los corsés con torsos a modo de trampantojo, las prendas desteñidas o los juegos con tejidos populares como el denim o el punto tratados como si fueran nobles como el encaje o la seda.La moda juega un papel fundamental en los días especiales en cualquier vida. Es raro casarse sin pensar primero qué ponerse para esa ocasión o simplemente no dar alguna vuelta a qué vestir para una noche de fiesta. En algunas de esas ocasiones, al menos para algunos privilegiados, la elección pasa por un modelo de Alta Costura. Esta versión elitista de la moda se asocia en el imaginario popular con la belleza en el sentido más clásico. Y precisamente con todo ello juega el diseñador de Hong Kong Robert Wun, al que le gusta utilizar sus propuestas para hablar de otras ideas también cercanas al momento de vestirse o presentarse al mundo a través de la ropa, como la ansiedad. Su colección, Becoming, hablaba de esa transformación previa a un evento a través de las prendas, con grandes vestidos y accesorios surrealistas. Así, él ha transformado el ritual de arreglarse en toda una historia, a veces incluso una de terror, como en los pases que presentaban la noche previa de la que sus modelos despertaban entre pesadillas y con manchas de sangre que en realidad eran lentejuelas. El deseo y la imaginación se cruzaban en cada uno de los pases, varios con manos de más. Con estructuras a modo de armadura, algunas modelos mostraron a modo de trampantojo algún par de manos más. Quizá algunas de las necesarias o de las que están detrás del acicalamiento de alguien para un gran día.Tres modelos de Robert Wun durante su desfile en la semana de la moda de París celebrada en julio de 2025.Cortesía de Robert Wun HauteDecir que se lleva el negro es como decir que un vaquero es versátil o que hay que tener una camisa blanca, frases vacías de significado que ya forman parte del refranero de la moda. Pero es que en la Alta Costura se ha llevado mucho el negro. Y no es lo habitual en una cita que no suele tirar de básicos. También fue color predominante para Juana Martín, en su caso para reflejar el fervor y el luto de la Semana Santa. La cordobesa, la única española en el calendario, abrió su pasarela solo unas horas después de haber sido galardonada con el Premio Nacional de Moda. Con mucho negro como el dúo Viktor & Rolf, que lo empleó para jugar con volúmenes que desafiaban a la gravedad. Grandes dimensiones rellenas de plumas que salían entre las costuras como se escapan de un nórdico al sacudirlas. Ellos, que subieron a la pasarela un edredón en 2005, en este caso no optaron por proponer un apacible lecho, sino algo más inquietante. Volúmenes inmensos que se convertían en insectos gigantes y masas que poco a poco tomaban el control del cuerpo de las modelos. Caracoles, crisálidas o criaturas abducidas por los propios bultos que ocultaban hasta su cabeza, diseños en los que el cuerpo y sus artificios tomaban el control. Quizá una metáfora muy actual o quizá solo un magnético ejercicio estético.Desfile de Viktor&Rolf en la semana de la moda de París 2025.

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