El 8 de septiembre se cumplirán tres años del fallecimiento de la reina Isabel II. Y pese a su ausencia, su legado y su recuerdo continúan presentes. Por ejemplo, el pasado 30 de mayo, la casa real británica se encargó de publicar los regalos que tanto la monarca como el actual rey Carlos III recibieron entre 2021 y 2023. Un detallada lista cuya publicación se fue retrasando por la muerte de Isabel II, la coronación de su primogénito y su diagnóstico de cáncer. La monarca británica más longeva sigue en la conversación de los británicos, y ahora el motivo es por una curiosa anécdota de protocolo. The Mirror ha vuelto a sacar a la luz el porqué de un movimiento que extrañó a muchos durante las bodas de la familia real británica celebradas en 2018. Concretamente, la del príncipe Enrique con Meghan Markle y la de la princesa Eugenia de York, hija del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, con Jack Brooksbank. Ambas citas contaron con cientos de invitados que llenaron la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor. Y pese a la alta asistencia, hubo un asiento que quedó vacío, que nadie ocupó y que, casualmente, era el mejor lugar de la ceremonia: junto al altar y en primera fila. En el enlace de los duques de Sussex, junto al hueco vacío se encontraban el príncipe Guillermo, el entonces príncipe Carlos III, Camila y Kate Middleton. En la segunda fila, justo detrás de esa silla vacía, estaba la reina Isabel II (y, a su lado, el duque de Edimburgo). En aquel momento, durante la boda de los duques de Sussex, hubo especulaciones de si esta decisión era un homenaje a la fallecida y ausente Diana de Gales, que perdió la vida en un accidente de tráfico el 31 de agosto de 1997. Pero nada tenía que ver, aunque estuviese muy presente durante toda la ceremonia. Más informaciónTal y como revela el medio británico, era una tradición dejar vacío el asiento frente a la reina para que tuviera una vista despejada de todo lo que ocurría. ¿Por qué Isabel II no se situaba en ese lugar y así nadie molestaba su visión? La respuesta es sencilla: no le resultaba cómodo y, por ello, decidió moverse una fila más atrás. Meghan Markle y el resto de la familia real británica durante su boda celebrada en la capilla de San Jorge, en Windsor, el 19 de mayo de 2018. Jonathan Brady (PA Wire/PA Images / Cordon Press)Cinco meses después, la misma capilla de San Jorge fue el escenario de la segunda boda real del año: la de Eugenia de York. Y en aquella ocasión, junto al asiento vacío, se encontraban los padres de la novia. Y su abuela, la reina Isabel, ocupaba exactamente el mismo lugar en la segunda, detrás del asiento vacío (y, a su lado, de nuevo el duque de Edimburgo). En aquel momento, muchas fueron las especulaciones: una ausencia importante de última hora, un nuevo homenaje a un pariente fallecido… y de nuevo, todas estaban equivocadas. Históricamente, la familia real británica siempre ha escogido los bancos del coro situados a la derecha del altar: Isabel II en el extremo derecho, mientras que el resto se sitúa según orden de importancia en el evento o acto en cuestión. Dejar ese hueco parece que fue una tradición que llegó para quedarse. Durante el funeral de Felipe de Edimburgo, su marido durante 73 años, y pese a que la capilla estaba completamente vacía por las medidas sanitarias por la pandemia, Isabel II decidió sentarse en ese mismo lugar de la segunda línea. Es una de las imágenes históricas más recordadas: completamente sola y de riguroso luto con una mascarilla a juego. La reina Isabel II, sola, durante el funeral de Felipe de Edimburgo, el 17 de abril de 2021, en Windsor. WPA Pool (Getty Images)Una tradición que parece haber continuado Carlos III. Rara vez se permite la entrada de medios de comunicación a las misas celebradas en la capilla de San Jorge —solo para aquellos informativamente relevantes—, por ello una de las últimas imágenes data de septiembre de 2022, durante el funeral celebrado en honor a Isabel II. De nuevo, el asiento quedó libre y el nuevo monarca pasó a ocupar la segunda fila, junto a la reina Camila. En esa primera fila se situaron Eduardo y Sofía de Edimburgo, justo delante de la princesa Ana y el príncipe Andrés. Lo que todavía no se sabe es si se trata de una decisión definitiva o era un homenaje más a su madre.

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