El general (r) Óscar Naranjo, exvicepresidente de Colombia, exdirector de la Policía Nacional y figura clave en la lucha contra los carteles en los años más convulsos del narcotráfico, analiza la radiografía de la seguridad en el país. En entrevista con EL TIEMPO, advierte sobre la peligrosa deriva de darles tribuna a cabecillas criminales –como ocurrió en el polémico evento de Medellín con presencia del presidente Petro–, lo que califica como “el sueño dorado de los narcotraficantes” que buscan hoy no solo impunidad, sino también gobernanza criminal en territorios y cooptar autoridades locales.General (R) criticó al Gobierno tras el evento con líderes. Foto:En este diálogo, Naranjo lanza advertencias sobre la paz total, cuestiona la falta de implementación del acuerdo con las Farc, analiza la actual fragilidad del pie de fuerza, habla del atentado contra Miguel Uribe Turbay y admite que no descarta del todo una eventual aspiración presidencial, aunque asegura que hoy no es el momento para decidirlo. LEA TAMBIÉN General ¿Cómo ve actualmente la situación del país en materia de seguridad?Bueno, una aproximación a esta realidad que ciertamente es crítica, si uno se atiene a los hechos y a la evidencia, parte de una consideración global. El mundo de la pospandemia permitió el reacomodamiento y la reconfiguración del crimen organizado. En el caso colombiano. que ya no estamos frente a las viejas estructuras llamadas carteles, sino a organizaciones que no pretenden arrodillar al Estado, al estilo de Pablo Escobar o de los Rodríguez Orejuela, sino que tienen el propósito de ejercer gobernanza criminal, es decir, generar control territorial, imponer reglas de comportamiento a las comunidades, proteger sus economías y cooptar autoridades locales por la vía de la corrupción o intimidación. Y, por lo tanto, hoy nuestra situación se caracteriza porque tenemos al frente a un competidor ilegal poderoso que sueña con hacer política.  Bandas criminales Foto:Archivo particularUsted estuvo en la mesa de paz con las Farc ¿Qué balance hace de la ‘paz total’ del Gobierno del presidente Petro?   Comienzo por señalar que el año 2016 y también el 2017 fueron los más pacíficos de Colombia. Lo dijeron organismos internacionales de verificación electoral, que las elecciones de esos años estuvieron realmente marcadas por unas garantías excepcionales en materia de seguridad. Y en ese sentido, hay un vacío de no haber asegurado y seguir fallando en la implementación del acuerdo de paz con las Farc. LEA TAMBIÉN Por otro lado, echo de menos que se perdió el entusiasmo para que, por ejemplo, en este Gobierno, que convocó a los colombianos para decir que Colombia sería potencia de la vida, hoy ese mensaje sea poco creíble, alrededor de simbolismos que se exhiben desde el Ejecutivo como la bandera de guerra y muerte. Con lo cual hay un mensaje contradictorio con esa idea de que la vida sea el valor superlativo a proteger.¿Cree que hay un error en hacer acuerdos de paz con otras organizaciones sin la implementación del primer acuerdo?Cuando el Gobierno llegó al poder, me refiero al presidente Gustavo Petro, Yo fui de aquellos colombianos que entendió que había una aspiración maximalista por la paz y que esa aspiración se traducía en un enunciado político de ‘paz total’.El presidente Gustavo Petro se refirió a una de las mesas de la ‘paz total’. Foto:Juan Diego Cano. PresidenciaSin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, lo que quedó en evidencia es que estábamos frente a una aspiración que no correspondía con esfuerzos de la misma magnitud en términos de implementación. Entonces, hay una asimetría entre la aspiración y la ejecución. Y la verdad es que hoy ese déficit de implementación del acuerdo y de seguimiento a las mesas que se fueron instalando, tratando de buscar esa paz total, nos lleva a que, de esas once mesas, haya solo dos o tres que se mantienen, con avances todavía muy precarios. Entre otras cosas porque una de las deficiencias de esa ‘paz total’ tiene que ver con la aplicación de acuerdos parciales. ¿Y a qué me refiero? Para las comunidades resulta tremendamente difícil entender que se llegue a acuerdos parciales con alzados en armas.En la reunión también hubo representantes de la comunidad internacional. Foto:X: @TimoComunesGeneral ¿Qué se hizo y qué no en estos ocho años en el país para que llegáramos a la situación actual?   Hay varias dimensiones de lo que yo digo son déficits acumulados. Me refiero fundamentalmente a la necesidad de aplicar con fuerza lo que está consagrado en el punto uno del Acuerdo de La Habana, que es la reforma rural integral. Y eso incluye la necesidad de llegar a campesinos que históricamente fueron esclavizados por las guerrillas y obligados a sembrar arbustos de coca durante décadas.En la firma del acuerdo, esos campesinos levantaron la mano al punto de que hubo 125 mil familias que declararon estar dispuestas a entrar en programas de sustitución de cultivos lícitos. Y la verdad, la respuesta del Gobierno no correspondió con esa expectativa y por lo tanto la no implementación del programa de sustitución de cultivos nos está llevando a una situación como la que estamos viendo hoy, donde crecen los cultivos, crece la producción y no crecen las tareas de sustitución.  Los campesinos aseguran que el Gobierno no ha cumplido con los proyectos de sustitución. Foto:Jorge Eliécer RicardoUsted habla que tenía muchas expectativas al inicio del Gobierno y el presidente tuvo mucho apoyo de exfuncionarios del expresidente Juan Manuel Santos ¿Cree usted que esas personas de alguna forma sí favorecieron o fueron un buen elemento?Me gustaría precisar, como lo ha dicho tantas veces el expresidente Juan Manuel Santos, que las personas que ingresaron al Gobierno del presidente Gustavo Petro, Y de alguna manera habían estado con Santos, lo hicieron a título personal, no lo hicieron en representación de algo que no existe, que es el “santísmo”. Eso no existe políticamente. Y en ese sentido fueron decisiones personales de cada uno de esos funcionarios, ministros, que terminaron como exministros incorporándose al actual gobierno. Lo que quedó claro allí es que lo que comenzó como una gran posibilidad de tener un gobierno de izquierda democrática por primera vez en la historia, que generara consensos, pactos alrededor de una especie de frente político ampliado para impulsar sus reformas, se vio asfixiado en la primera crisis ministerial, donde el presidente prefirió estar acompañado de su gente más cercana. LEA TAMBIÉN ¿Cómo ve actualmente usted a las Fuerzas Militares y a la Policía, en cuando a sus capacidades?Fue evidente que en los últimos años hubo una disminución del pie de fuerza que se ha empezado a recomponer en este gobierno, pero que no es suficiente para llenar los vacíos que en el informe que ustedes publicaron quedan en evidencia. Increíble que ciudades capitales como Bogotá, Medellín y Cali tengan menos efectivos policiales que hace diez años, cuando han crecido los problemas, ha crecido la población y han variado los modos operandi de la delincuencia. LEA TAMBIÉN Hay un tema que no termina de superarse, unas limitaciones para tener en total capacidad los equipos tecnológicos y de operación. Esas capacidades tienen que ver, por ejemplo, con la movilización helicoportada, donde el propio Ministerio de Defensa ha dicho que no hay un porcentaje alto de esa flota aérea, de aviones, helicópteros en tierra por razones de presupuesto.También una situación que a mí me empieza a preocupar y es que, las ciudades están quedando atrapadas en un doble discurso de seguridad, donde el alcalde como jefe de policía da unas directrices y desde el gobierno se dan otras.El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, junto a la cúpula de la fuerza pública. Foto:Cortesía Presidencia.¿Qué impresión le deja el tema del ‘tarimazo’ de los jefes de bandas criminales en un evento público con el presidente en Medellín?Parto de la premisa que el Gobierno está habilitado por la ley de ‘paz total’ para avanzar en conversaciones socio jurídicas con grupos de estructuras criminales y buscar el sometimiento a la justicia.Lo que yo veo aquí es que el argumento de que es un ejercicio de transparencia presentarlos en esa tribuna pública, me parece que es confundir la transparencia con ofrecerles a personas privadas de la libertad y condenadas, una oportunidad para hacer política que corresponde a lo que yo llamo el sueño dorado de los narcotraficantes en Colombia. Siempre esos grupos han pretendido tener tratamiento político, practicar y hacer ejercicio político y la verdad yo digo que ese sueño dorado que los sitúa en una zona de confort, donde ellos lo que buscan es legitimarse, a pesar de sus fechorías, de su pasado criminal y del ejercicio de conductas delictivas, hace un gran daño y lanza un mensaje que crea desconfianza en la institucionalidad.  Líderes de bandas criminales se dirigieron al presidente Petro. Foto:Jaiver Nieto/EL TIEMPOGeneral, sobre el hecho tan desafortunado del pasado 7 de junio contra el precandidato y senador Miguel Uribe ¿Cómo ve usted eso que ocurrió?Esta situación, ciertamente trágica y de crisis marcada por ese atentado, para nada corresponde con lo que vivimos en los años 90 y finales de los 80. Es evidente que aquí hay una evolución, donde habría que reconocer que el Estado se ha fortalecido; que el crimen, a pesar del peligro que representa, ya no es una amenaza estructural a la seguridad y a la estabilidad democrática colombiana y por lo tanto esa situación es distinta. Pero el hecho de que sea distinta no significa que nos conformemos con lo que sucedió en el pasado siempre, que eran las capturas de los autores materiales y quedaba en el aire, la responsabilidad de los determinadores. LEA TAMBIÉN En este caso, yo celebro que a pocas semanas de ese atentado tan lamentable que condenamos, la Fiscalía General de la Nación y la Policía comprometida en esa investigación. Me parece que el gran favor que nosotros podemos hacer como colombianos hoy es no caer en la trampa de las especulaciones, en lanzar hipótesis y simplemente deberíamos tener una mínima paciencia para que sea la Fiscalía, sus investigadores y los organismos de justicia quienes finalmente nos revelen la verdad sobre quién está detrás del atentado.El precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. Foto:Néstor Gómez y Sergio Cárdenas / El TiempoLlama mucho la atención lo que usted menciona y es que anteriormente se capturaban a los autores materiales, pero entonces los intelectuales no ¿Qué pasaba? Porque en ese momento usted fue director de la policía ¿Qué cree que falló allí?   Hay que reconocer que el Estado colombiano a finales de los años 80, especialmente en el año 89, estuvo a punto de transitar a una especie de estado fallido. La capacidad del narcotráfico, de las guerrillas del momento, de los actores armados, realmente llegaba en muchos casos a superar la propia capacidad institucional.Fue gracias al heroísmo de unos líderes, a la acción de procuradores y fiscales, también de oficiales que sacrificaron su vida y gracias también al periodismo que no se silenció, que Colombia no claudicó. Basta recordar que en el año 89 no teníamos una fiscalía. Hoy esa situación es otra y por eso yo confío que con las capacidades que ha desarrollado Colombia en estos años, y también con esas lecciones de fracaso y de éxito que hemos acumulado, lleguemos al esclarecimiento total para saber quiénes fueron los determinadores del atentado a Miguel Uribe.  Este era el cartel de recompensas que las autoridades ofrecían por Pablo escobar y sus sicarios. Foto:EL TIEMPO¿Cómo ve ese ambiente de la polarización en Colombia?Pues yo creo que en términos generales es como el gran fracaso de la política porque buena parte del arte de la política es la capacidad para generar consensos que deriven en pactos. Yo creo que esa incapacidad nos está llevando a una erosión de la confianza de los ciudadanos en las instituciones. La polarización política en una democracia es totalmente legítima, pero lo que no es posible es que de la polarización estemos pasando a la fragmentación social y a la división social.Eso tiene que ver mucho con las formas, con los discursos y tiene que ver también con un debate que no hemos dado globalmente de qué vamos a hacer con las llamadas bodegas de las redes sociales que están de alguna manera instrumentalizando la voz ciudadana para canalizarla en función de un libreto de difamación y destrucción del otro. LEA TAMBIÉN Entrevista al general (R) Naranjo sobre polarización en Colombia y posible candidatura. Foto:SuministradaGeneral, ¿le suena de alguna forma la candidatura presidencial en la que ya algunos lo han montado?   Lo que me está sonando y retumbando es la voz de tantos colombianos invitándome o sugiriéndome o incluso presionándome para que yo tome una decisión alrededor de si participar en una campaña electoral o no. Yo creo que, digamos, no puedo dejar de leer esas voces, pero digo, este no es tiempo para que yo tome esa decisión.He estado lejos de esa política electoral y por ahora lo que espero es seguir comprometido hasta donde pueda en aportar, con base en conocimiento, en la experiencia y en mi capacidad para tender puentes. O sea que, por el momento para el año 2026 no es, pues por lo menos para este mes de junio, julio, yo no tengo decisión.

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