Alejandra García mantuvo durante 10 años una relación con Carlos, del que prefiere no dar su apellido. Él era una persona que no tenía con quien hablar de sus problemas, cuyas relaciones de amistad consistían en salir de fiesta y emborracharse, y que no sabía hablar de sus sentimientos. Ante esta situación, ella asumía, unilateralmente, toda la carga emocional de él y gestionaba su bienestar: le escuchaba, le ayudaba a solucionar sus problemas, le instaba a hablar con sus amigos y le enseñaba cómo ser más asertivo y cómo mejorar la comunicación en sus relaciones. García, sin saberlo, entró así en el mundo del mankeeping. No ha sido —ni es— la única.“El mankeeping es el trabajo emocional que realizan las mujeres para compensar la falta de redes sociales de los hombres y reducir su aislamiento”, explica a EL PAÍS una de las creadoras del término, Angelica Ferrara, psicóloga social y doctora en investigación de género por la Universidad de Stanford. Ejemplificado en el caso de García, conforme su relación avanzaba, ella no era la pareja y amiga de Carlos: se había transformado en su terapeuta, animadora, life coach, secretaria y, en ocasiones, hasta madre.Más informaciónPara entender qué es el mankeeping hay que retroceder hasta 1987, año en el que la socióloga Carolyn Rosenthal acuñó su teoría madre, el kinkeeping. Este concepto designa un tipo de desigualdad de género que abarca todas las labores, a menudo invisibles, que realizan las mujeres para mantener la armonía familiar: crear o continuar tradiciones, comprar regalos para los cumpleaños, acordarse de citas importantes o coordinar la atención médica. “Mientras que el kinkeeping se refiere al trabajo que las mujeres realizan en el núcleo familiar, el mankeeping se refiere a los vínculos entre hombres y mujeres”, explica Ferrara. “Aunque el segundo es una extensión del primero, ambos muestran cómo la desigualdad de género puede manifestarse en nuestras vidas privadas”, concluye la autora del estudio de 2024 donde nació el término: Theorizing mankeeping: The Male Friendship Recession and Women’s Associated Labor as a Structural Component of Gender Inequality, escrito junto a Dylan P. Vergara, investigador, analista político y estudiante de la Universidad de Stanford.El ‘kinkeeping’, concepto acuñado por Carolyn Rosenthal, designa un tipo de desigualdad de género que abarca todas las labores, a menudo invisibles, que realizan las mujeres para mantener la armonía familiar.sturti (Getty Images)Durante su relación, García perdió la cuenta de las veces en las que le recordó a su ahora expareja que llamara a sus amigos, aquellas en las que le enseñó a empatizar y a disculparse asertivamente o cuando asumió los problemas de él y los priorizó en detrimento de los suyos. Estas situaciones son ejemplos de los tres pilares en los que se sostiene el mankeeping: facilitación social, educación emocional y subcontratación emocional. El primero “es cuando las mujeres actúan de managers encubiertas de las amistades masculinas”, explica Ferrara. El segundo “se da cuando las mujeres les enseñan a los hombres a comunicarse, empatizar y nombrar sus sentimientos”. Y el último “consiste en que ellos reciben un apoyo emocional desproporcionado de ellas porque no lo obtienen de sus amigos”, explica la experta.En los últimos 30 años, estudios realizados en Estados Unidos y Europa muestran que las redes sociales de los hombres se han reducido significativamente en comparación con las de las mujeres —lo han denominado como “recesión de la amistad masculina”—. Según un informe de Movember —organización que busca concienciar sobre la salud mental masculina—, el 27% de los hombres declara no tener amistades y el 47% confiesa no poder hablar de un problema con un amigo. Estas cifras incluyen a aquellos que sí tienen amistades masculinas, pero cuyas relaciones y charlas son superficiales. Esto ha provocado que algunos de ellos recurran a las relaciones con las mujeres de su vida, en particular las románticas —aunque también puede darse en las familiares o en las de amistad—, para obtener un apoyo emocional de maneras que no son siempre recíprocas.Los cambios estructurales —la covid, la menor participación en clubes y el aumento de las distancias— han erosionado los espacios tradicionales de conexión entre hombres, pero la pérdida de amistades masculinas también es una cuestión social: la masculinidad a menudo ha desalentado la vulnerabilidad, la intimidad y la expresión emocional; elementos fundamentales de la amistad.En los últimos 30 años, estudios realizados en Estados Unidos y Europa muestran que las redes sociales de los hombres se han reducido significativamente en comparación con las de las mujeres, lo que se ha denominado como “recesión de la amistad masculina”. Martin Barraud (Getty Images)Las expectativas sociales de las relaciones entre géneros y de la masculinidad clásica —que van desde de quién se espera que note un cambio de humor o inicie una conversación difícil— moldean la forma en la que mujeres y hombres interactúan. Ellas han aprendido e interiorizado que uno de los elementos base de la socialización consiste en cultivar la intimidad emocional. Lo que les ha generado expectativas y problemas. Para la escritora y caricaturista Lily O’Farrell (conocida como @vulgadrawings en Instagram) el principal problema es la “naturalización” de las habilidades sociales y emocionales como una forma de trabajo feminizado. Es decir, existe una creencia generalizada de que las mujeres nacen siendo mejores en la escucha y en la empatía. Y de aquí surgen las principales consecuencias del mankeeping para ellas: “Resentimiento, agotamiento y una pérdida de atención de sus propias necesidades por tener que atender las ajenas”, sostiene Ferrara.Al principio, García sí que se sentía apoyada y comprendida en su relación, pero llegó un momento en el que eso cambió y en el que buscaba y recibía el apoyo emocional que necesitaba de sus amigos: “No podía contarle mis problemas porque o no los entendía o luego me los echaba en cara cuando discutíamos”, confiesa. “Te sientes agotada, sobrepasada de que todo recaiga en ti y eso conlleva desgastes en la relación y, en mi caso, la ruptura”.Las mujeres han aprendido e interiorizado que uno de los elementos base de la socialización consiste en cultivar la intimidad emocional.urbazon (Getty Images)Para ellos la situación es la contraria. Si las habilidades emocionales son consideradas como femeninas, un hombre heterosexual —dentro de la concepción clásica de la masculinidad, construida por oposición a la feminidad y sustentada en las relaciones sexo-afectivas entre hombres y mujeres— no debería poseerlas. Esto genera un tipo de homofobia interiorizada que consiste en que los hombres temen que sus amigos los consideren raros, homosexuales o débiles por confiar en ellos. “La masculinidad asocia el cuidado con la debilidad y la necesidad emocional como algo que debe superarse en lugar de satisfacerse. Esto significa que muchos hombres han aprendido a desconfiar de la intimidad y la vulnerabilidad y a sentir vergüenza cuando necesitan apoyo”, asegura Ferrara. Por tanto, ellos experimentan el mankeeping “como dependencia, sin darse cuenta de que alguien más realiza la labor invisible de que su vida emocional funcione”, añade.En Theorizing mankeeping, Ferrara y Vergara especifican que los hombres no son incapaces biológicamente de estos cuidados emocionales y que las mujeres no están programadas para ellos. “Los hombres necesitan apoyo emocional y social, y pueden aprender a llenar los vacíos que el patriarcado y la homofobia han creado”, señala el estudio. Simplemente, a ellos no se les han proporcionado las herramientas, el lenguaje y los modelos para recibir y dar cuidados de forma recíproca y a ellas sí. Dos escenas de la cultura popular muestran cómo se desarrollan, tradicionalmente, estos patrones sociales. Cuando los protagonistas de Cuando Harry encontró a Sally (1989) se reúnen para hablar de sus rupturas, las mujeres se sientan y analizan lo que pasó, mientras que los hombres tienen una charla en un partido donde su atención está en el campo de juego, pasando la conversación a un plano secundario. Y en la serie Friends (1994-2004), después del primer beso de Rachel y Ross, las reacciones de los personajes masculinos y femeninos son muy distintas. Ellas quieren conocer todos los detalles. Ellos reducen su intercambio a una frase: “Y entonces la besé. Con lengua.”El mankeeping no es una teoría universal para todas las relaciones. En ocasiones, los roles se invierten y son los hombres los que brindan la mayor parte del apoyo emocional no correspondido. Asimismo, las generaciones más jóvenes de hombres están más cómodos en sus relaciones emocionalmente íntimas con otros hombres, lo que está ligado a la disminución del estigma en torno a la homosexualidad. “Acuñamos este término para que más mujeres tuvieran un lenguaje y un marco para validar y desestabilizar esta forma de trabajo. También lo escribimos para que los hombres que están siendo ‘mantenidos’ puedan cuestionar su comportamiento y adoptar formas más equitativas de relacionarse”, concluye Ferrara. Nombrar e identificar el mankeeping sirve para que ellos puedan crear y mantener conexiones sociales libres de las rígidas normas de la masculinidad tradicional y para que ellas no se conviertan, de forma no remunerada y desigual, en las terapeutas, animadoras, secretarías y madres de sus parejas, amigos y familiares.

La carga del ‘mankeeping’ o cómo las mujeres han acabado siendo las animadoras, secretarias y terapeutas no remuneradas de los hombres | Estilo de vida
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