Una catástrofe está ocurriendo en silencio en España y en el resto de Europa. Casi todos los fresnos están muriendo, por todas partes. Un hongo invasor, procedente de Asia, recorre el continente europeo de este a oeste, provocando mortalidades de hasta el 80% de los árboles, convertidos en amasijos de ramas secas. El filósofo Miguel de Unamuno fue uno de los primeros intelectuales que reflexionaron sobre el íntimo vínculo entre el paisaje y la cultura de un pueblo. Él mismo escribió de una persona que “tenía la elegancia del fresno”. En los Episodios nacionales, un personaje de Benito Pérez Galdós celebra la majestuosidad de este gigante de los bosques, que alcanza los 40 metros de altura. “En la botánica entiendo yo que entra también la vegetación grande, pongo por caso, alcornoques y fresnos. En España tenemos pocos árboles, y el Gobierno que nos plante algunos miles de millones será un Gobierno sensato y entendido”, proclama. Un nuevo estudio genético ofrece este jueves una esperanza para evitar la desaparición de los fresnos, plantando millones de ellos.El genetista forestal Miguel Nemesio Górriz, nacido en Valencia hace 38 años, detectó por primera vez fresnos enfermos en España en agosto de 2021, en las localidades asturianas de Oviedo y Bulnes. Recuerda su conmoción al toparse con la excepcional iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo rodeada de árboles moribundos. Saltaron todas las alarmas. La comunidad científica internacional ya había anunciado que el exterminio de los fresnos podía provocar una cascada de extinciones de otras especies relacionadas (escarabajos, mariposas, saltamontes, líquenes), como ha ocurrido con la grafiosis, una de las peores pandemias vegetales conocidas, desencadenada por otro hongo que ha aniquilado millones de olmos desde hace medio siglo.Más informaciónEl culpable de la peste de los fresnos, denominado Hymenoscyphus fraxineus o chalara, se observó por primera vez en Europa en 1992, en Polonia. Una hipótesis es que entrase por una plantación de fresnos de Manchuria ―una especie distinta, para la cual el hongo es inofensivo― procedentes de los confines orientales de la Unión Soviética, Corea del Norte o China. El patógeno, impulsado por el viento, se desplaza hasta 100 kilómetros cada año. Tras Polonia, el hongo se observó en Suecia en 2001, en Alemania en 2002, en Austria en 2005, en Francia en 2008, en Reino Unido en 2012, en España en 2021. Ya ha invadido 32 países europeos.El genetista Miguel Nemesio Górriz, durante la inoculación del hongo ‘Hymenoscyphus fraxineus’ en un fresno, en Irlanda. TeagascEl último informe sobre el estado de los árboles en los parques nacionales españoles es sobrecogedor. El de los Picos de Europa ya está lleno de fresnos muertos o moribundos. “La presencia de daños compatibles con H. fraxineus en la mayor parte de las zonas visitadas del parque nacional augura un difícil porvenir para la especie. En este sentido y en otros ámbitos, se ha pronosticado la muerte de aproximadamente un 70-80% de las poblaciones de fresno a cargo de este patógeno en Gran Bretaña”, señala el documento, elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y todavía no publicado.El informe revela la gravedad de la crisis. “En cuanto a eventuales medidas contra H. fraxineus, se considera que, una vez establecido, su control es prácticamente imposible, por lo que en el momento actual solo cabe convivir con la enfermedad”, reconocen los autores, coordinados por Dolores Rollán y Raquel Blanco, del Organismo Autónomo Parques Nacionales. Los técnicos de Picos de Europa están buscando fresnos resistentes o al menos tolerantes al hongo, con el fin de reproducirlos para su posterior reintroducción. “Se estima que entre el 1% y el 5% de cada población puede poseer esa resistencia, aunque de forma parcial”, expone el informe.Fresnos afectados por el hongo ‘Hymenoscyphus fraxineus’, en Irlanda.Miguel Nemesio GórrizMiguel Nemesio Górriz trabaja en la empresa pública española Tragsa, pero antes fue el principal experto en Irlanda en la enfermedad del fresno, en la autoridad agroalimentaria irlandesa Teagasc. “En Irlanda es un árbol mayoritario y la llegada del hongo fue muy visible. Empezaron a caer ramas de fresno encima de los coches. La madera allí se utiliza para hacer los palos de hurling, que es el deporte nacional. Afectó mucho. En España no tiene esa visibilidad, porque los fresnos están en la ribera de los ríos o en zonas de montaña poco accesibles, así que no hay consciencia del problema”, expone.Un estudio del Gobierno navarro confirmó en marzo “la imparable expansión del hongo desde Francia”. Según los técnicos, “ya ha alcanzado la vertiente sur de los Pirineos y en Navarra se ha extendido rápidamente, aunque todavía el nivel de daños es bajo en la mayoría de los lugares detectados”. El hongo es lento, silencioso al principio, pero al cabo de los años acaba matando casi todos los fresnos afectados. Su omnipresencia en Navarra ha sido una sorpresa. “La enfermedad está más extendida en el territorio de lo esperado inicialmente, probablemente está presente desde hace varios años en el territorio y ha pasado desapercibida”, reconocen los técnicos navarros. Este periódico preguntó el miércoles al Ministerio de Agricultura, competente en sanidad forestal, por la situación en España del hongo del fresno, sin recibir respuesta por el momento.Nemesio Górriz publica este jueves con colegas británicos un estudio que ilumina el perfil genético de los árboles que sobreviven a la plaga, conocida como decaimiento del fresno. Los autores han estudiado a fondo unos 600 ejemplares del bosque centenario de Marden Park, en el sur de Inglaterra. Uno de cada tres árboles jóvenes murió en apenas un año, una elevadísima mortalidad que los científicos atribuyen mayoritariamente al hongo. El análisis exhaustivo del ADN muestra que el perfil de los más tolerantes es muy complejo, con sutiles ajustes en la frecuencia de variantes genéticas en miles de posiciones del genoma. Los resultados, publicados en la revista Science, demuestran que la evolución por selección natural puede ser muy rápida, en una sola generación, y sin necesitar mutaciones radicales, sino multitud de pequeños cambios. “Es una buena noticia”, celebran los autores, encabezados por Richard Buggs, de los Reales Jardines Botánicos de Kew, y Richard Nichols, de la Universidad Queen Mary de Londres. Pero subrayan que ignoran si será suficiente.El genetista forestal Miguel Nemesio Górriz, en Los Alcornocales (Cádiz), el 25 de junio.Miguel Nemesio GórrizYa hay varios programas de mejora genética del fresno en Europa, para intentar reproducir árboles aparentemente resistentes a la enfermedad. El nuevo trabajo permitirá seleccionar los progenitores con mayor precisión. El ingeniero de montes Felipe Pérez, jefe del área de recursos genéticos forestales del Ministerio de Transición Ecológica, explica que se ha creado un grupo de trabajo sobre mejora genética frente a patógenos emergentes, bajo su coordinación. La primera reunión, afirma, será a finales de octubre, para decidir las primeras actuaciones respecto al fresno. El Ministerio ya coordina programas de mejora genética para obtener olmos resistentes a la grafiosis, pinos fortalecidos contra el nematodo de su madera y encinas y alcornoques tolerantes a la seca, una enfermedad provocada por otro hongo que destruye las dehesas. “La situación con el fresno empieza a ser cada vez más preocupante”, alerta Pérez.Es imposible medir el impacto sentimental de la desaparición de estos árboles en algunas regiones. El propio Unamuno decía que trataba “personalmente a cada encina, a cada fresno”. En un texto plasmó el vínculo apasionado entre el paisaje y sus habitantes: “Durante siglos vivió mi raza en silencio histórico, en las profundidades de la vida, hablando su lengua milenaria, su eusquera; vivió en sus montañas de robles, hayas, olmos, fresnos y nogales […]. Las montañas verdes y el encrespado Cantábrico son los que nos han hecho”.

Un hongo invade España y mata a casi todos los fresnos que se encuentra | Ciencia
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